Suscríbete para el sorteo de un libro de Richard Bandler & John Grinder.

viernes, 17 de septiembre de 2010

La forma en la que la gente nos trata depende en gran medida de lo que les mostramos

La forma en la que nosotros definimos nuestras relaciones tiene mucha importancia en relación a los resultados que obtenemos de ellas. Hagamos lo que hagamos siempre obtenemos algún tipo de resultado y como la gente aprende por los resultados que obtiene, el que nosotros aceptemos, premiemos o neguemos la conducta de ellos influirá en las elecciones posteriores.


Si nos preguntamos por qué la gente nos trata así, la respuesta la tenemos nosotros mismos: en gran medida nosotros les hemos enseñado a hacerlo así. Si mediante un comportamiento no consiguen lo que desean, lo abandonarán y optarán por otro diferente.

Cualquier tipo de relación en esta vida se establece por definición mutua, es una labor que desempeñan ambas partes. A través de una serie de acuerdos entre ambos, se va estableciendo una negociación con condiciones, normas, etc.

Así que cuando algo de una relación, sea del tipo que sea, no nos gusta, la culpa no es exclusiva de la otra parte, sino que es consecuencia de ambos.

Cuando nos tratan de una manera que no nos gusta, deberemos revisar lo que hemos estado haciendo y cómo lo hemos estado haciendo, ya que se supone que hemos estado reforzando o concediendo esa conducta. Esta reflexión nos pueda ayudar a reconducir la relación hacia un destino y una forma que sea más de nuestro agrado.

Los dueños de la relación, de amistad, de pareja o de negocios son ambas partes y como tal se definen por acuerdo mutuo.

No importa los años que hayan trascurrido desde que redefinimos la relación, a base de esfuerzo, es posible redefinir la relación nuevamente. Se trata de una modificación por ambas partes que en algunos casos resulta vital para que la relación no se rompa definitivamente. No es un trabajo sencillo, pero la decisión de cambiarlo o no es una decisión muy personal que se debe valorar si merece la pena llevarla a cabo o no

Uno le enseña a los que le rodean hasta dónde pueden llegar. Quizá esté usted premiando en su pareja o amigo un comportamiento que no le gusta, y quizá ni siquiera está siendo consciente de ello. Por poner un simple ejemplo, si su pareja está acostumbrada a “llorarle” cuando no la tiene contenta porque no ha cumplido su parte del trato en cuanto a las labores de la casa en un mes y usted pica, le está demostrando que puede seguir haciéndolo y que le resultará eficaz.

Uno de los mayores errores que podríamos cometer en este aspecto, es amenazar con que o las cosas cambian o se acaba y seguir con esa amenaza ilimitadamente. Con esa simple actitud estamos demostrando a la otra persona que puede tomarse a la ligera nuestras afirmaciones.

Lo más adecuado y correcto, es que si va a hacer un cambio, avise del mismo a las personas que le rodean, tienen derecho a saber que el estado en el que han estado viviendo va a cambiar de un modo u otro. Cuando a alguien se le ha enseñado que puede actuar de una manera, hay que avisarle que a partir de ahora eso va a cambiar, para que sepa a qué atenerse a partir de ahora.

Una vez que ha tomado esa decisión, no deje que el chantaje de la otra parte le haga echarse atrás. En algunos casos la otra parte tratará de tomar un papel de víctima que le haga cambiar su idea, es en estos momentos cuando hay que tener las ideas más claras.

No deje que surjan remordimientos ya que estos le llevarán a una situación de bloqueo y le impedirán reaccionar adecuadamente. 



[La forma en la que la gente nos trata depende en gran medida de lo que les mostramos, por Linda Massi: http://www.pnlnet.com/chasq/a/19141]

No hay comentarios:

Publicar un comentario